PETITES HISTÒRIES


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El jefe

“No creo que pueda pedirse mucho más para ser un lunes por la tarde”, era su forma de acabar las reuniones de seguimiento. ¿Un jefe enrollado? Muchos lo pensaban, pero yo digo que era un cabrón. Me hacía la vida imposible: “López, a usted sí le pido más. Cambie su informe…”.

Por eso cuando Raquel de personal me avisó de mi imminente despido, quise coincidir con él en la máquina del café:
– “Señor Santos, uno largo?”
– “Hoy está màs amargo que nunca.”

“No creo que pueda pedirse mucho más para ser un lunes por la tarde”, dijo un compañero saliendo de la iglesia, “siempre recordaremos esa frase tan suya”.


Versió de 100 paraules enviada a la Wonderland – L’art d’escriure:

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