“Como sombras disipadas por un nuevo amanecer. Así quiero ver tus miedos, mi pequeño. Espero que con el cariño y amor que encontrarás en tu nueva casa, puedas ir olvidando tu triste pasado y tu duro camino hasta llegar a nosotros.”
Los padres adoptivos se deshacen en atenciones hacia su hijo. El tiempo es un aliado, y el niño va curando sus heridas, disminuyen sus pesadillas, su mirada se dulcifica, sus palabras empiezan a fluir con normalidad.
Aún y así, llevará de por vida unas cicatrices, marcas indelebles del horror sufrido. Por ejemplo nunca podrán ir de vacaciones al mar.
- Presentat a IX Edición de Relatos en cadena amb la frase inicial donada: “Como sombras disipadas por un nuevo amanecer”, i al concurs Wonderland – L’art d’escriure (relat de 100 paraules exactes).
- Enviat a la Primavera de Microrrelatos Indignados 2016 (Refugiados).
7 febrer 2016 a les 19:54
Quina pena que no pugui anar mai més al mar. La sal i el iode curen les ferides…
Una abraçada,
Rosa
7 febrer 2016 a les 19:58
Ai, si n’hi hagués prou amb sal i iode per a curar totes les ferides…
Gràcies Rosa pel comentari 🙂
Carme.