PETITES HISTÒRIES


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De compras

Van a ir a comprarse un vestido nuevo y un helado.
El vestido es para Adela, la madre, para reponer el que se ha roto y manchado. Tendrá que ser largo, ha de tapar los moratones.
El helado es para Inés, la hija, para que recupere la sonrisa que se le escapó del rostro al oír los gritos de su padre, acurrucada en su cama.
Él acabó como siempre arrepintiéndose y pidiendo otra oportunidad, jurando que no volvería a ocurrir. Esta vez Adela se aseguró de ello: las manchas de su vestido, desde el suelo de su habitación, lo atestiguan.