PETITES HISTÒRIES


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Fiel a sí mismo

El señor Gutiérrez ve como su vitalidad se va apagando. Estos últimos meses en el asilo de ancianos, le hacen sentir muy lejano el tiempo en que licitaba un caso tras otro. El derecho fue su vida: juzgados, testigos, argumentos, leyes,… En todos esos años, hubo una frontera que nunca cruzó: la de su integridad. No tuvo necesidad de defender a quien a su parecer no lo merecía. Evitó a toda costa esa lucha interna que veía en otros compañeros de oficio, pues le quedaba claro que en una guerra como aquella era imposible ganar. Siempre perdía uno mismo.