Ha decidido que odia el amarillo. Se ha dado cuenta de que su día a día es girar como un girasol, que ella es una flor más en esos campos inmensos cubiertos por aquel color hasta donde alcanza la vista. Porque siendo un girasol, no se ve nada más y solo se puede seguir al sol. Aunque en la vida cada flor tiene el suyo. Cuando aparece, todo lo demás no importa: sigue sus designios, sus deseos, sin alternativas y bajando la cabeza si él lo pide. Y ella va girando a su son según pasan las horas, hasta que se duerme tras las últimas órdenes del día. “¡Pues claro que quiero, cariño!”.
Pero por fin ha visto que su supuesto astro rey es en realidad una nube gris, que su idolatrado amor le coarta el poder de acción o decisión, que sus opiniones han dejado de contar. Hoy ha reunido fuerzas para convertir las raíces en alas y volar, abandonando esa alfombra amarilla. Y allá va, surcando el cielo, hasta que otra vez aparece su sol, con esos rayos que le dicen cosas bonitas mezcladas con imperativos y que derriten sus alas dejándola de nuevo anclada al suelo.
- Presentat a la Esta noche te cuento (condició: relat inspirat en el color “amarillo”).
15 Novembre 2019 a les 23:34
Felicidades por los relatos, estan geniales!
16 Novembre 2019 a les 00:17
Muchas gracias, Betty. Celebro te gusten 🙂