–El gato morirá por no saber contar.
El hombre observaba a un gato que se había subido a un árbol en pos de un gorrión. Yo estaba paseando para aprovechar el sol matinal de domingo y, como él, miré hacia arriba. El pájaro cambiaba de rama y el felino lo seguía sin importarle la altura.
–No, eso es absurdo. Lo hará porque se caerá desde lo alto del árbol –le contesté.
Unos segundos más tarde, el gato saltó sobre el gorrión con tan mala fortuna que resbaló al tocar la rama y cayó, quedando inmóvil en el suelo.
–¡Pobre minino! –exclamé.
–Ahora se levantará, y verá usted como vuelve a subir –me dijo el hombre, que lo observaba todo desde un banco del parque.
–Pero, ¿qué dice? ¡Si está muerto!
–Recuerde que los gatos tienen siete vidas –fue su respuesta.
Y sucedió exactamente como él lo predijo. El gato, que se hallaba inerte en el suelo, de repente abrió los ojos y, viendo al pájaro en el árbol, pegó un brinco y volvió a perseguirlo. No me lo podía creer.
–Le he visto hacer lo mismo cuatro veces ya. No sé qué obsesión tiene con ese gorrión –me explicó.
Y la historia se repitió de nuevo.
–Como le decía antes, el gato morirá por no saber contar.
- Presentat al Concurso de historias de animales.