Hace ya un mes que murió mamá. Y todavía no me hago a la idea de que no volverá a venir a mi habitación preguntando qué tal me fue en el instituto. Desde pequeña recuerdo esa caricia diaria que acompañaba de una sonrisa. De hecho, me parece sentirla igual, cada tarde. Al principio no reparaba en ello, la tristeza me mantenía aletargada. Pero últimamente no tengo ninguna duda. Noto en la mejilla un leve roce que desciende, con movimiento lento, hasta la barbilla. Es mamá. Si se lo cuento a alguien me tomará por loca. Solo se lo puedo explicar a su hermana, ella me creerá. La he llamado un par de veces sin respuesta, hoy habrá salido. Mañana seguiré intentándolo. Aunque ahora percibo una presión en la frente, como cuando me saluda la tía uniendo su cabeza a la mía…
- Presentat a la proposta del Monstruoscopio 2019 d’ Esta noche te cuento, ronda 2, basat en el concepte d’Antarabhāva entès com el lloc entre la vida i la mort.
[Enllaç al relat al blog d’ENTC] (sota el pseudònim de Robin Hood)
25 Juliol 2021 a les 15:37
Esta familia sí está unida «para siempre». ¡Bravo, Carmen! 😍
25 Juliol 2021 a les 20:56
Muchas gracias, Margarita, por pasarte a leer y dejar tu comentario!
(Aunque no sé yo si ahora mismo está tranquila la muchacha, notando así a su tía…)
Un beso!
Carme.