El viejo Tomás llevaba media vida hablando de su sirena. La describía con una preciosa cola verde y, sobre su pelo, una estrella de mar con unos puntitos en un extremo. Si volvía a casa sin peces decía, embobado, que con su amada se olvidaba de todo. Cuando venía cargado, sin haberla visto, estaba triste. Desquiciado por amor, tomado por loco, hace días que nadie sabe de él. Hoy, de regreso al puerto pesquero, el barco de arrastre traía el cuerpo de Tomás. Tenía una sonrisa de felicidad y, en el bolsillo de su camisa, una estrella con puntitos azules.
- Presentat a la Esta noche te cuento, al 1r Concurso La Cuestuca (condició: hi ha d’aparèixer un “puerto pesquero”, màxim 100 paraules).