Vive anclado en una infancia que no se corresponde con su verdadera edad y, por ello, desea imitar a su hermano pequeño siempre que puede. Meses atrás, al ver que le regalaban un reloj, él también quiso uno aunque es incapaz de comprender el giro de las manecillas o de leer los dígitos. Lo lleva puesto a todas partes. Los vecinos del pueblo le preguntamos la hora cuando nos lo encontramos. Sabemos que le gusta, y esperamos su respuesta con interés. Entonces, satisfecho, mira el reloj y, según nos ve a nosotros más o menos cansados, enojados o tristes, nos dice que es la hora de los abrazos, la de las sonrisas o la de cantar una canción alegre. No entiende de números, pero cada vez que contesta, nos sorprende con una hora preciosa.
- Presentat a Esta noche te cuento (condició: tema relojes).
21 Novembre 2022 a les 17:58
Que emotivo y bien hilado. Las personas especiales.
18 Novembre 2022 a les 20:10
Preciós! d’un recurs i bondat exquisida… encara es dona en zones rurals. Que bé recordar-ho!