Mamá es muy alegre y no suele llorar mucho, por eso tardamos años en darnos cuenta. Recuerdo la primera vez que la vimos. Estaba triste por haber discutido con la tía Amparo, y se le escaparon unas pocas lágrimas por el rabillo del ojo que cayeron hacia arriba. Ella, para disimular, se pasó la mano por la frente y se las secó rápido.
En otra ocasión, tras unas semanas de frío y sequía, su precioso jardín siempre tan lleno de colorido se iba apagando a pesar de sus cuidados. Justo cuando descubrió que se marchitaba la última flor, vimos desde donde estábamos jugando como empezaba a llorar de forma contenida mientras se paseaba entre las plantas paliduchas. Sus lágrimas se fueron acumulando algo por encima de su cabeza formando pequeñas nubes y, pasados unos minutos, cayeron sobre el jardín dándole vida de nuevo.
Ayer por la tarde se murió el abuelo. Esta noche, en el pueblo ha llovido mamá.
- Presentat al 9è Concurs de microrelats de l’iSabadell.
—>> GUANYADOR DEL CONCURS!! (categoria castellà)
[Enllaç a l’article del diari iSabadell relatiu a l’entrega dels premis]